La energía de esta casa es increíble, creo que nunca lo he contado, pero ocurre así. Cuando la arreglábamos yo tenía ciertos miedos, veía una ruina decrépita, vieja, sucia...temía no estar nunca cómoda, sentir siempre esa especie de suciedad colándose entre las baldosas antiguas desde lo más profundo de la tierra...soñaba que dormía entre colchones rotos y puertas viejas, arropando a mi hija y diciéndome que eso era bonito...también soñaba con fantasmas que aparecían subiendo escaleras misteriosoas desde habitaciones escondidas, soñaba también que encontraba sótanos inmensos inundados de barro y el barro latía, se movía, también incluso soñé que la casa era un barco que se hundía...en general durante la obra temía muchísimo haberme equivocado, temía no conseguirlo y también sentirme siempre extraña y perdida en esta casa. Pero la realidad es que desde que pudimos empezar a dormir aquí me sentí increíblemente bien, la casa estaba vacía y dormíamos en unos colchones en el suelo del ático, los tres juntos, cubiertos con edredones pero sentía una enorme paz, como si ya tuviera un hogar apartado del ruido, del estrés... del mundo. Las pesadillas se fueron...Y comenzaron a llegar nuestros muebles viejos, que lijamos y pintamos, las camas, los cuadros y sobre todo los amigos...y no faltaron infusiones o bebidas o comida para ellos, y además llegaron niños, los amigos de Valentina que entran y salen... se disfrazan... pintan... hacen cabañas en el ático o se visten y se preparan para alguna aventura en el campo. La casa se carga de esa energía maravillosa, se convierte de un lugar vivo, emocionante, bello y las pesadillas y los miedos se disipan. Ya se lo que es tener un refugio, ya lo se. Es así. Un refugio no es lujoso, no está ordenado o superlimpio, un refugio no es nuevo, no es minimalista, un refugio tiene mantas, tiene sopas, tiene gente que quieres... tiene lo que realmente necesitas para sobrevivir.
las fotos son resumen de los últimos meses
